
gravitar en la órbita de lo extraño fue la regla
acudir al prólogo inexacto
de una galaxia que se rompe en los ojos
la nave fuiste tú
y esta necesidad de acumularme en tus orillas
como un polvo de estrellas inefable
pero Orión no fue fórmula
ni estas siglas con las que nombro a tu planeta
no
no bastó extendernos junto al universo que se quiebra
ni escuchar el retorno de aquel susurro estelar
porque ser un ángel sin que nadie logre verte
jamás tuvo sentido
menos en esta dimensión de imprecisiones que te claman
aun así
haré llover los cometas que necesites
sólo debes decirme dónde
R.A. Harris
18 de octubre de 2010
No hay comentarios:
Publicar un comentario