domingo, 9 de agosto de 2020

La sombra de los otros




La madrugada cae con su canto misericordioso 
sobre las almas que lloran, 
y mis pies tocan el frío vaivén de la soledad; 
los dedos enjutos, las plantas solares,
los vellos ubicados con justa precisión, 
la armonía de la nada que se teje en los tendones.

Así mis pasos se alejan con ritmo sigiloso;
pasos de mañana que siguen a la noche,
pasos de silencio que huyen las heridas;
descalzo andariego sobre el césped
y el olvido.

La mañana es una misa coral de heladas proporciones,
niebla fresca que roza las mejillas,
mientras me interno en la gris incandescencia,
en el sopor de un aura imperturbable.

Me saludan las copas de los árboles
desde su distancia nebulosa,
un rito de hojas y alas
que tejen el murmullo claro
de una estación imprecisa;

no hay una palabra en la retina,
ni un sólo verbo en lo blanco de mis ojos;
cadenas de oraciones inconclusas se esparcen por el suelo; 
la humedad las atraviesa hasta convertirlas en rocío.

Un pájaro trina su secreto,
y la sombra de los otros se aleja sin un grito.

Si escucho cuidadosamente,
oiré nacer el sol.


Ronald Harris

sábado, 23 de mayo de 2020

sin título

quise habitar el mar soñando con naufragios
abrazando caracolas mientras buscaba las respuestas

pero las olas solo guardan preguntas para el que se ahoga
y mordiscos de cangrejos que huyen en la arena
cuando la gaviota más salvaje observa el hundimiento de la tarde

yo no tengo porque dedicarte toda esta maravilla salada
tanto verso crispado en las esquinas de los arrecifes

pero aun así entro en las marejadas buscando tu sollozo
buscando el verbo con que te llamo mientras crecen las mareas

y se que fuiste el cardumen reflejando la luna
y las lápidas turquesas al fondo de todos mis martirios

se que fuiste el ojo del mar llorando y muchas veces
el único silencio que guardé

antes de gritar tu nombre

Ronald Harris
5 de mayo 2020

jueves, 14 de marzo de 2019

La mediocre paz del abandono


“extraño el dramatismo la fe ciega la certeza
extraño los días en la fragilidad de lo preciso
extraño no estar atrapado en la belleza”
R. Harris

atraviesas la mediocre paz del abandono que tiñe la memoria
que la borda y divide y la amarra a otros silencios
que la prende pocas veces con dulzura

y te acorralan las palabras como antes
te muerden en la sombra empujándote a la luz

pero escapar no fue salvarse escapar
fue solo la excusa y ahora ya no hay senderos
sin esta paz absurda de la que no logras liberarte

es que al final extrañar arder en la oscuridad
duele menos que un verso
quema menos que un poema o una prosa
mucho menos que un cuento

es que al final extrañar el alma sin gritar
siempre será menos triste
que cualquier inútil intento de literatura

Ronald Harris
22 de febrero de 2019

Muñeco de loza

“Alcancé a coserme la lengua,
antes de que te convirtieras
en una gran mancha de tinta sobre la cama”

Mirna Estrella Perez – muralesdevidrio

Tracé este boceto mío sobre el miedo: es tan fácil sentir miedo, obligarnos la careta y dejar que la mentira se nos pudra entre los dientes, tan dulce y elegante. Aprendí a llamarme por un nombre insoportable. Pinté nuestro mural con arabescos exquisitos. Amarré mis dedos más rebeldes a la espalda; los escondí mejor que el travestí más avezado, y sentí placer con ello hasta la náusea. Le pregunté a tu reflejo si era lo que querías, y me dijiste que la sinceridad no es una trampa, pero yo ya no quiero llorar; el maquillaje es demasiado caro.

Ronald Harris
18 de Noviembre de 2008

jueves, 14 de febrero de 2019

No hay primavera suficiente

no hay primavera suficiente para este invierno que dejó tu boca
ni estaciones de alegría para desaparecer unos momentos
mientras las aves te huyen y mi sombra las cobija

comienza el solsticio mientras enumeras la catástrofe
se que llueve en algún lugar cuando el sol te huye
y se opacan de dulce niebla las estrellas
una vez roto el coito y seca la saliva

los insectos vienen a mirarme con ternura las tardes que no llegas
y este gusano ebrio de ti me hurga las tripas para ahogar
el hambre de perderte una vez más
y otra vez más
o nunca más

sueño con niños que crecen en los brotes
de aquel enorme ciruelo que cortó mi infancia

porque no soy un hombre del todo entre sus raíces
apenas el hábito inútil de intentar penetrar tu alma
cuando no me miras


Ronald Harris
14 de febrero de 2019

miércoles, 13 de febrero de 2019

Dios en el cristal

Terminará Dios por fin su precipicio, sumergiéndose en el cristal de lo que tiembla, hundiendo el brazo, el hombro, la poderosa espalda por completo, en aquel reflejo que se agota sobre tu rostro; y de la profunda oquedad donde ya no brilla el deseo, sacudirá las horas que conviven con la ausencia. 

Apoderarnos del odio, no sucumbir cuando nos grita. Amar aun en el destierro y caminar, caminar, caminar recordando cada paso, caminar sin huir pero distante, mirando cómo queda descrito el mar en la pisada, como una instantánea feroz de la alegría. Caminar hasta que el camino nos desarme la pisada, osea al mar, osea a tu rostro. Caminar y en algún paso, lograr un salto, y mirar el precipicio, y contemplar a Dios, bostezando.

Pero no era Dios en el cristal. Ese Dios que miras y no que vuelve. Ese Dios acurrucado sucumbiendo a su designio. Ese Dios que te llama por otro nombre. Ese Dios que te grita. No, no eras Él. No eras. Y es que al final cada sueño tiene una vigilia que lo espera. Tú eras la mía y un poco el insomnio; un solitario oasis de fuego, en mitad del frío infinito en donde vagan las estrellas. 

Ronald Harris
12 de febrero de 2019

martes, 12 de junio de 2018

Románticos inconexos


(a ti, que no tienes idea de que eres tú)

suprimir del invierno la quimera que practicas como verbo
ese resplandor de abejas besando tus flores de adivina 
cuando tu cabello rojo y rotundo como la venganza 
brilla en la impotencia muda de mi silencio
como un destello de bestias milagrosas 
rumiando las edades que vigilas 
y a las que temo sin saber

se que Dios te visitó cuando soñaba con estos versos
hablándome con atardeceres degollados
del lugar donde guardaste para mí tu sonrisa

yo se que él te mostró mis heridas
mientras susurrando me daba una palabra
aun la guardo cuando presiento el laberinto donde me escondes

y también se aunque no quiera
que al final de cualquier todo o nada
nos visitará otra vez la sombra de sabernos diferentes
y que solo un día después de nosotros

vendrá sol

Ronald Harris
11 de junio de 2018