En las esquinas que la vida no debió obsequiarme
quedó la ilusión de lo inocente;
esa parte raptada del ser que nos conduce a la paz.
Y por odio me obligué
a poner una mano en el silencio,
en la hermosa nada de lo no creado.
Y poblé de paradojas mi lengua para tocar a otros,
y lo bello fue en mi palabra,
sólo en la palabra.
R.A. Harris
12 de marzo de 2011
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