viernes, 30 de octubre de 2015

Isaías 6:8



Y oí la voz del Señor que decía:
¿A quién enviaré, y quién irá por nosotros?
Entonces respondí: Heme aquí; envíame a mí.
(Isaías 6:8)

ya no quieren huir del odio estos dedos que bailan
y que caen entre silencios a los versos que temes  
esos que no deseas que nadie sepa viven en tu sinapsis rota  
interpretados desde el horror de la rutina incombustible de la edad

yo iré yo seré 
he ahí la ironía del llamado
                                                                                                  
la mano levantada pidiendo audiencia sin entender el síntoma del exilio
sin entender la esa virtud entre líneas que tiene el desterrado 

mi señal se esparce hacia los otros 
la perciben solo algunos seres 
los más extraños los invisibles

mi señal se extiende como un silbido errante
como la canción que trae incrustado lo inútil del intento
esa canción que no fue odisea ni llanto
esa tierna melodía del dolor que implica exponerse a la belleza
de entregarse al triste afán de los que escriben esperándola
y que la ven pasar por veredas ajenas al entendimiento
ajenas a la naturaleza
ajenas a mí
                


Ronald Harris

30 de Octubre de 2015

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