jueves, 17 de febrero de 2011

Crónicas Marcianas

Visitas la calma cada tanto, melancólico,
como cualquier paisaje de las crónicas marcianas*,
y encuentras en su fondo volcánico inherente,
en su cavidad sísmica,

esa centésima que empuja nuevamente a la creación.

Y la violenta naturaleza del genio
se hace en ti unos segundos,

el dramatismo aquel que conduce al arte y a la ira.

Y se vuelcan las mareas guiadas por la luna sobre ti,
y no dejan lugar habitable sino en otros mundos sin azul,

mundos amarillos, polvorientos,
mundos de cuatro sombras que te impiden sentir la soledad.


*Ray Bradbury



R.A. Harris
17 de febrero de 2011

miércoles, 16 de febrero de 2011

TLP

(quién)



Sobre la cama su llanto que no te convence,
esas mismas lágrimas que no te perdonaron.

Sobre la cama, esa hora que no debías,
un puño sobre la desgracia y las luces
que alrededor se apagan en la indiferencia.

Nadie vino, nadie llamó.

Nadie somos.

Sobre el velador la medicina,
el gramo encubierto bajo la esperanza.

Pero no hay remedio suficiente.

¿Quién te detendrá?
¿Alguien te amará tanto para ello?

viernes, 11 de febrero de 2011

TLP

(aplausos)


No importa dónde vayas,
ni las huellas que borres buscando desaparecer.

No importa nada.

Se anuncia en los muros lo necesario para el éxito,
esas virtudes que despoblaron tus sueños.

Pero no eres suficiente, no lo serás.

Ella te golpea en el patio por sus plantas intocables.
Ser menos que un vegetal aunque respires ya no duele.
Ser menos que un vaso o un macetero,
menos que la ventana rota de una vecina mugrienta.

Ella misma te dijo que serías otro,
uno que levantaría la copa para que lo besaran.

Ahora que ya no hay un lugar donde seas inocente,
la copa se derrama
y nadie aplaude.

jueves, 10 de febrero de 2011

TLP

(sinapsis)


Si sólo negarlo bastara.

Tarjar selectivamente las fechas de un calendario feroz.

Construir desde otros espectadores una realidad menos intensa.

Si pudieras jugar con el cálido atributo del vacío,
ese espacio no dimensional que permite el pensamiento.

Si aún existiendo no existieras del todo,
y lograras amarrarte a un Caronte desilusionado,
a una flecha disparada en la oscuridad,
como esa línea inerte entre los hemisferios cerebrales.

Pero basta un destello de la sinapsis para volver al odio.

Para volver a ti.